Aunque a finales del siglo XV los Reyes Católicos habían previsto la fundación de un convento de clarisas en Almería, no se llegó a materializar. A finales del siglo XVI se volvió a plantear la fundación de un convento almeriense de clarisas en el testamento de Jerónimo Briceño de Mendoza, dictado en 1590 por su viuda Micaela de la Cueva, al ordenar la fundación en sus casas y de su caudal, en caso de agotarse su linaje, hecho que ocurriría un siglo más tarde, pero la instalación de la comunidad demoraría hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Desde entonces, superando circunstancias difíciles ha perdurado hasta hoy. Durante la destrucción del edificio en 1936 se dio por perdido el archivo; pero los documentos más valiosos (económicos, poderes, testamentos, solicitudes y las biografías de algunas monjas) se hallaban fuera del edificio y se salvaron del fuego, publicándose en este libro, junto a otros complementarios.