La Catedral de Almería fue erigida a finales del siglo XV como sucesora de la antigua sede episcopal de Urci. Instalada inicialmente en la Mezquita Mayor de Almería, su actual sede fue iniciativa, a partir de 1524, del obispo franciscano fray Diego Fernández de Villalán. Para acompañar y ensalzar el culto la catedral se dotó a lo largo de su historia de órganos, entre los que destaca en el siglo XVIII el construido por Leonardo Fernández Dávila, maestro organero del Palacio Real de Madrid, que elevó la catedral almeriense a la élite de los grandes centros organísticos españoles