Principal puerto del reino de Valencia durante siglos, son de gran variedad e interés los documentos sanitarios generados por Alicante durante los siglos XVIII y XIX.
Las patentes emitidas el 28-1-1732 y el 19-11-1745 son de autores desconocidos, pero responden al mismo programa representativo. Ambas muestran la vista de pájaro de la ciudad desde el mar, con su muelle y las fortificaciones perimetrales, coronadas por el castillo de santa Bárbara, destacando en el caserío las iglesias de san Nicolás y santa María, una torre con reloj y la sede del cabildo municipal; extramuros también figura un molino de viento.
La representación urbana aparece protegida por una extensa corte celestial presida por la Santa Faz, flanqueada por la Virgen María en dos de sus advocaciones, Inmaculada Concepción y Virgen de los Remedios, y los santos Abdón y Senén, Ischio, Vicente Ferrer, Nicolás de Bari, Sebastián, Roque, Blas, Gregorio, Francisco Javier, Ponce, Agatángelo y Felicitas. Hagamos un breve repaso de los componentes indicados.
La santa Faz, denominación habitual en Alicante, es la reproducción del rostro de Cristo, una tradición católica, difundida desde el siglo VIII, la considera obtenida por Verónica mediante su impresión directa en un paño, al limpiarle el rostro cuando subía por la Vía Dolorosa, camino de la crucifixión en el Calvario. En las patentes seleccionadas de las emitidas por Alicante en el siglo XVIII, aparece en un expositor o relicario.
La Virgen María está presente en la corte celestial de estas patentes con dos de sus advocaciones:
Inmaculada Concepción, devoción de origen bizantino, se extendió a partir de la edad media, y el el 8-12-1854 del papa Pío IX, por la bula Ineffabilis Deus, declaró dogma de fe su concepción sin pecado original.
Virgen del Remedio, devoción ligada a la estrategia pastoral de la orden de la Santísima Trinidad, fundada por los santos Juan de Mata y Félix de Valois; dicha fundación fue aprobada el 17-12-1198 por el papa Inocencio II.
El resto del santoral de esta nutrida reunión sacra está compuesto por los siguientes miembros:
San Abdón y Senén, martirizados el año 253, sin que apenas haya noticias de su vida.
San Hiscio o Ischio, según la tradición, cuyo origen no es anterior al siglo VIII, es uno de los siete varones apostólicos enviados en el siglo I por los santos Pedro y Pablo a la evangelización de Hispania. Fue el primer obispo de Carteya, despoblado del término de San Roque (Cádiz) o Carcesi, actual Cazorla (Jaén).
San Vicente Ferrer (1350-1419), santo valenciano de la orden de santo Domingo de Guzmán, representado con el índice de su mano derecha elevado y una filacteria sin leyenda sobre él.
San Nicolás de Bari o de Myra, también es patrono de Alicante, se trata de una leyenda de la iglesia griega surgida en torno a un personaje (270-343 circa) de Patras (Grecia) que fue obispo de Myra y luchó contra el arrianismo. Su culto, corriente en la iglesia oriental, se extendió a la occidental a partir del año 1087, en que sus reliquias fueron trasladadas a Bari (Italia). Inspiró la figura legendaria de Papá Noel o santa Claus.
San Sebastián, militar romano nacido en Narbona (Francia), educado en Milán (Italia) y martirizado en Roma (Italia), considerado protector frente a las epidemias. La representación corresponde a su primer martirio, falleció en el segundo.
San Roque, nacido en Montpellier, en los siglos XIII o XIV, ermitaño y peregrino, padeció la peste; como san Sebastián, es considerado protector contra las epidemias.
San Blas, médico y obispo de Sebaste (Armenia), actual Sivas (Turquía), fue mártir a comienzos del siglo IV y se considera sanador de enfermedades y protector frente a tempestades y huracanes.
San Gregorio Ostiense, abad benedictino italiano, fue obispo de Ostia (Italia) y falleció en Logroño en el siglo XI. Considerado protector contra las plagas agrarias, el año 1658 los habitantes de Alicante, superaron una plaga invocando a san Gregorio.
San Francisco Javier (1506-1552), nacido en Navarra, coincidió en París (Francia) con san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Misionero, falleció en Asia. Beatificado el 25-10-1619 por Pablo V, fue canonizado el 12-3-1622 por Gregorio XV.
San Ponce, predicador que fue martirizado a mediados del siglo III en Cemenulum, actual Cimiez, cerca de Niza (Francia).
San Agatángelo, soldado romano, según la leyenda consagrado diácono por Clemente, obispo de Ancyra, actual Ankara (Turquía), donde ambos fueron decapitados; a partir del siglo XVII, se consideró nacido en Elche (Alicante).
Santa Felícitas, matrona romana del siglo II, martirizada junto a sus siete hijos.
Otra patente de sanidad emitida el 31-3-1759 mantiene la vista de pájaro de la ciudad, pero reduce notablemente la representación de protectores sagrados seleccionados. La santa Faz continúa como centro de un retablo rococó, flanqueada por los dos patronos de la ciudad, la Virgen de los Remedios, ahora en plural, y san Nicolás de Bari y, bajo ellos, los santos protectores Roque y Sebastián.
En las tres patentes seleccionadas los grabados se completan con los escudos heráldicos de Felipe V y Fernando VI, su hijo, que son similares, las armas del reino de Valencia y el municipal de la ciudad, del que trataremos posteriormente.
Con la implantación de la dinastía Borbón en España, el escudo de España fue renovado a partir de noviembre de 1700 por Pierre Clairambault (1651-1740), maestro o rey de armas, o por Charles-Réne d’Hozier (1640-1732), heraldista francés, no está clara la autoría. Se insertó en abismo un escusón con campo de azur, tres flores de lis de oro, símbolo de los Anjou y brisura de gules, que lo diferencia de los anteriores.
Las armas de los Habsburgo fueron reordenadas en la siguiente disposición:
1º. Cuartelado: 1º y 4º Castilla, 2º y 3º León, más Granada en el entado en punta; y 2º. Partido: 1º Aragón, 2º Sicilia.
3º. Austria y 4º. Borgoña moderno, flanquean el escusón.
5º. Borgoña condal o antigua; y 6º. Brabante. Entre ambas entado en punta partido: 1º Flandes, 2º Tirol.
En las patentes emitidas durante el reinado de Felipe V el escudo del monarca muestra el collar de la Orden del Toisón de Oro, como es habitual; pero en la emitida reinando Fernando VI no figura, sustituido por el de la Orden del Espíritu Santo. Los citados escudos aparecen timbrados por corona real cerrada, pero el primero de Felipe V y el de Fernando VI muestran la corona con cuatro florones, tres de ellos vistos, como era habitual entre los Habsburgo; el segundo de Felipe V muestra la corona real cerrada con ocho florones, cinco de ellos vistos, como muestra habitualmente, entre los siglos XVIII y XXI, el blasón de España, incluido el escudo constitucional actual, salvo los periodos de las dos repúblicas, que adoptaron como timbre la corona murada.
© Antonio Gil Albarracín
Doctor en Historia
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